martes, 12 de enero de 2010

Nadar en aguas abiertas



Al iniciarnos en la natación en aguas abiertas deberemos tener en cuenta varios aspectos diferenciadores respecto de la natación en piscina, con la que hasta ahora hemos estado familiarizados.

Por eso nos vamos a tener que habituar a este nado, con sus características diferentes y por su puesto, con sus alicientes
Uno de los más evidentes y que percibiremos casi desde el primer momento es la Orientación. Ya no disponemos de las líneas del fondo de la piscina que nos permiten mantener la trayectoria recta durante el nado. En el mar o pantano debemos tomar referencias fijas y elevadas fuera del agua. Fijas por razones evidentes y lejanas y elevadas o fuera del agua porque son más fáciles de ver. Una boya, por ejemplo, puede no estar siempre al alcance de nuestra vista, especialmente si el agua no está tranquila (oleaje, resto de nadadores). Un árbol, roca, edificio, etc., nos puede servir para mantener la dirección. Para ello también debemos entrenar el llevar la vista al frente con una periodicidad que dependerá de la dificultad que tengamos para mantenernos orientados, pero que puede ser cada 5 brazadas.
También es conveniente estar acostumbrados a respirar por ambos lados, aunque solo sea cada cierto tiempo. Esto nos ayudará a controlar mejor la situación, ver a los competidores que está a nuestro lado, las boyas que quedan al lado contrario de donde respiramos habitualmente, etc.
En el segmento de la natación no hay calles como en la piscina, no vamos a tener asignado un espacio para nosotros, y especialmente el momento de la salida es una lucha por conseguir un puesto en el agua, por lo que los manotazos, patadas, tragos de agua, la dificultad para mantener la línea, son algo habitual. Nadaremos sobre otros y en ocasiones nos pasaran literalmente por encima.
Todas estas peculiaridades de la natación en aguas abiertas, junto con la sensación de indefensión que se puede sentir, desconfianza ante lo desconocido, nos pueden llegar a complicar de manera importante el nado en aguas abiertas, afectándonos psicológicamente, especialmente cuando no estamos habituados a ellas. En nuestros primeros triatlones deberemos estar preparados para ello y no dejar que esto nos agobie y nos coarte. Si todo esto nos produce ansiedad, nos sentimos inseguros, podemos llegar a agobiarnos hasta el punto de provocarnos abandonar. No hay nada como saber lo que hay, estar preparados para convivir con ello. Debemos pensar que todo esto es parte del juego, que le da al triatlón, todavía más, su carácter de dureza, aventura y épica. Poco a poco nos tomaremos estos inconvenientes como una circunstancia más de la competición e incluso llegará a ser un aliciente más para nosotros. Hasta que nos habituemos, evitar las aglomeraciones nadando en cola o en los extremos y separándonos de las boyas en el momento de rodearlas, aunque recorramos mayor distancia, nos evitará frustraciones.

3 comentarios:

Fer Panama dijo...

Que buen post. Lo voy a guardar, aunque el agua y yo no somos muy buenos amigos, y eso a pesar de vivir ahora en un País que hay agua por todos los lados, aunque tambièn hay muchos tiburones, cocodrilos (caimanes), y otros bichos de consideración.

Saludos,
FER

Jose dijo...

Pues cuidado por esas aguas Fer.

Un saludo

Tania dijo...

Buscando información sobre natación en aguas abiertas, llego a tu blog!

Me gustaría iniciarme en las aguas abiertas, porque he hecho mi primer triatlón y me he dado cuenta que la natación en piscina no tiene nada que ver con la natación en un lago o pantano, por todos los factores que mencionas, excelente entrada!

Buen blog, y con tu permiso me quedo por aquí.
Saludos,
Tania